Ejemplos típicos son superficies plásticas imitando madera o metal, bolsillos o botones que no funcionan en la ropa o relojes digitales con LCD simulando manecillas.
Barato, barato jefe. |
En parte, la existencia de estos esqueuomorfos es natural. No es tanto una cuestión ornamental como utilitaria. En el proceso de cambio de un sistema a otro es normal que se mantengan ciertos usos y convenciones para facilitar el proceso.
Sin embargo parece que muchos esqueuomorfos sobreviven a la que debería ser su fecha de caducidad. Hace años que casi nadie tiene teléfonos del tipo representado en la imagen y muchos jóvenes pueden no haber tenido nunca uno en sus manos.
No me parece mal. Palabras como colgar el teléfono se siguen usando, aunque hace muchos años que los teléfonos no se cuelgan. De hecho, los únicos que se colgaban en el sentido estricto eran estos:
Pero la palabra nos sigue sirviendo más de un siglo después. En realidad, la etimología de muchas palabras suele esconder sorpresas como esta, así que no debe extrañarnos que pueda existir una etimología ("estudio del verdadero origen") de los iconos y otros elementos de las interfaces digitales.
El problema surge cuando esos esqueuomorfos (también conocidos como metáforas visuales) interfieren con el funcionamiento de las cosas. Apple es conocida por abusar de estos elementos: los IPad muestran libros en una estantería de madera en los que, una vez abiertos, las "páginas" se "pasan" con un movimiento que imita al de su versión de papel.
En realidad, el propio concepto de página es en teoría innecesario aunque, por el momento, útil. Pero no le veo utilidad ni gusto a la librería ni al paso de páginas. Hay muchas formas más eficientes de conseguir el mismo efecto.
Parece ser que en Apple, el gusto por lo esqueuomorfo provenía de Jobs y era obra de uno de sus acólitos, Scott Forstall. Este último fue despedido poco después de la muerte del primero y Jonathan Ive, declarado antiesqueuomorfo, ha extendido su influencia al diseño de las interfaces, así que es de esperar que las cosas cambien. Para bien, desde mi punto de vista.
La tendencia entre los que usamos ordenadores unas doce horas al día me parece que es la opuesta. Generar usos y convenciones puramente digitales, que no sean contrapartidas de sus versiones analógicas (si las hubiera). De hecho pienso que hay quien se pasa y acaba teniendo en sus pantallas esqueuomorfos de ordenadores de los 60, pero esa es otra historia.
Poco a poco, editores de texto basados en WYSIWYM empiezan a sustituir a los WYSIWYG (es decir, editores que dan importancia al contenido y no al formato final en una página de papel). Formatos de dibujo como SVG son concebidos directamente como algo que va a ser representado en una pantalla y no impreso en una hoja de papel.
Para los interesados en el tema recomiendo el artículo "La interfaz antimac", que no es tanto una crítica a la interfaz de los Mac como una serie de ideas para pasar de la infancia a la madurez de las interfaces de usuario.
Sin embargo parece que muchos esqueuomorfos sobreviven a la que debería ser su fecha de caducidad. Hace años que casi nadie tiene teléfonos del tipo representado en la imagen y muchos jóvenes pueden no haber tenido nunca uno en sus manos.
No me parece mal. Palabras como colgar el teléfono se siguen usando, aunque hace muchos años que los teléfonos no se cuelgan. De hecho, los únicos que se colgaban en el sentido estricto eran estos:
Pero la palabra nos sigue sirviendo más de un siglo después. En realidad, la etimología de muchas palabras suele esconder sorpresas como esta, así que no debe extrañarnos que pueda existir una etimología ("estudio del verdadero origen") de los iconos y otros elementos de las interfaces digitales.
El problema surge cuando esos esqueuomorfos (también conocidos como metáforas visuales) interfieren con el funcionamiento de las cosas. Apple es conocida por abusar de estos elementos: los IPad muestran libros en una estantería de madera en los que, una vez abiertos, las "páginas" se "pasan" con un movimiento que imita al de su versión de papel.
En realidad, el propio concepto de página es en teoría innecesario aunque, por el momento, útil. Pero no le veo utilidad ni gusto a la librería ni al paso de páginas. Hay muchas formas más eficientes de conseguir el mismo efecto.
Parece ser que en Apple, el gusto por lo esqueuomorfo provenía de Jobs y era obra de uno de sus acólitos, Scott Forstall. Este último fue despedido poco después de la muerte del primero y Jonathan Ive, declarado antiesqueuomorfo, ha extendido su influencia al diseño de las interfaces, así que es de esperar que las cosas cambien. Para bien, desde mi punto de vista.
La tendencia entre los que usamos ordenadores unas doce horas al día me parece que es la opuesta. Generar usos y convenciones puramente digitales, que no sean contrapartidas de sus versiones analógicas (si las hubiera). De hecho pienso que hay quien se pasa y acaba teniendo en sus pantallas esqueuomorfos de ordenadores de los 60, pero esa es otra historia.
vi |
Para los interesados en el tema recomiendo el artículo "La interfaz antimac", que no es tanto una crítica a la interfaz de los Mac como una serie de ideas para pasar de la infancia a la madurez de las interfaces de usuario.